domingo, 31 de enero de 2010

Hemos organizado un mercadillo por Etiopía

Hace unos meses, creo que por noviembre, quedamos a comer con los niños unos cuantos amigos. Ese día, después de un año de "gestiones", habíamos conseguido que Maica se hiciera de Abay. ¡Bieeeeeeeen! Y no es que le faltara convicción ni nada, sino eso de "el día a día", "entre unas cosas y otras" y "esto y aquello". Así que, como ella nos dijo hacía mucho que tenía ganas de montar un mercadillo solidario, y Merce y yo teníamos ganas también, aquella tarde nos dedicamos a pensar en cómo hacerlo. Primero pensamos en el local, donde surgieron varias ideas que había que valorar, bueno, más bien, pedir el favor a cada uno de los propietarios, jeje. Luego hablamos de qué vender, porque aparte de las cositas de Abay y comercio justo que solemos tener, necesitábamos más material. A Elena se le ocurrió que tal vez nos pudiera donar cosas El Corte Inglés, con el que tenía contacto a través de su trabajo. Guau! Eso sería genial! Después pensamos en la fecha. Ya no nos daba tiempo a hacerlo antes de Navidad, que hubiera sido lo ideal, así que creímos que finales de enero sería buen momento, ya que teníamos el 29 de enero, que no había coles, para organizar el tema. Y así, haciendo montones de planes, se nos pasó la tarde de aquel sábado, con mucha ilusión por hacer realidad ese mercadillo que ese día nos parecía tan lejano...

Sin embargo, después de mucho mail, bastante curro y mucha ayuda de mucha gente desinteresada y estupenda que hay en este mundo, por fin el próximo fin de semana el Mercadillo solidario de Abay por Etiopía abrirá sus puertas.

Dentro de un rato me voy al local, que nos han prestado unos amigos de Maica en Móstoles, me juntaré con ella, Merce y Elena para colocar y organizar todos los artículos que vamos a vender. Tenemos que poner precios, ordenar todo, limpiar...que todo quede perfecto para abrir el viernes 5 de febrero a las 17:00 horas. El viernes tuvimos que llevar todo desde el almacén que nos habían prestado las monjas de los Mártires Oblatos de Pozuelo al local. Gracias a la inestimable ayuda del cuñado de Elena y la amiga de Maica que nos prestaron sus vehículos y sus manos.

Ese día fue complicado, porque allá que me fui a Pozuelo sin tener ni idea de cómo ir desde allí a Móstoles, sin móvil, ni GPS, con la inocente intención de seguir a Maica por la carretera. Como es lógico, me perdí a la primera de cambio. Y cuando ya estaba desesperada y casi a punto de echarme a llorar, apareció mi ángel de la guarda Merce a mi lado en la M40. Yupi! Estaba salvada! La seguí a ella y llegamos al destino.

Quiero dar las gracias a todos los que están colaborando porque esto sea posible: Maica, Merce, Elena (sois la leche chicas), los amigos de Maica que nos han prestado el local de Móstoles, las monjas que nos prestaron su almacén y su furgoneta, El Corte Inglés que nos donó ropa, juguetes, zapatos, disfraces..., Jorge, Javi, Ramón, el cuñado de Elena (sorry, no sé su nombre) y Eva (amiga de Maica), Irene (que viene hoy a traernos las cosas de Abay para vender en el mercadillo), Paco y Ruth, y todo el que no he nombrado y que nos está ayudando de alguna forma. Siento si se me pasa alguien, no es mi intención. GRACIAS A TODOS Y GRACIAS A LOS QUE QUIEREN VENIR Y QUE VAYAN A VENIR EL PRÓXIMO FINDE A HACERNOS UNA VISITA :-))

El mercadillo será el 5 de febrero a partir de las 17 horas y los días 6 y 7 desde las 11 de la mañana a las 20:30 de la tarde.

Aquí podéis ver el cartel y más info.

Nos vemos allí!!!

viernes, 29 de enero de 2010

"Usted en el País de Nunca Jamás"

Acabo de leer este texto (no es mío, que conste, abajo explica de quién es) y estoy emocionada, por las verdades como puños, por su sensibilidad, por la ternura, por lo hermoso... buf, tengo la piel de gallina, y quería compartirlo. Creo que es toda una lección para la vida.)

ACTO I: Usted

Antes que nada quisiera dedicar unos minutos a hablarles de ustedes. Y de mí, por supuesto. No es que yo les conozca. Pero si consigo hablarles algo que ustedes hayan experimentado y que, además, les sea útil quizás recuerden mejor esta pequeña charla.
Porque seguro que acierto si les digo que ustedes han vivido, o están viviendo, o alguna vez vivirán una situación difícil, una adversidad. Simplemente porque la vida no es fácil. A veces la vida nos hace la puñeta. La adversidad a veces se nos presenta de golpe y nos deja KAO. Un ser querido que se va; un trabajo que se esfuma; una enfermedad inesperada… Otras veces
la adversidad es más suave pero pertinaz y nos agota, nos consume. No es que la vida nos tumbe sino que no podemos con ella. El desencuentro con alguien importante para nosotros; un excesivo estrés; la precariedad económica…

Pero también es seguro que hemos tenido y tendremos la capacidad de rehacernos de los golpes de la vida y de retomar nuestro camino…"a pesar de los pesares". A esta capacidad los expertos le llaman resiliencia. Resiliencia es un "palabro"(no será palabra hasta que la Real Academia de la Lengua la acepte como tal) que pueden ustedes traducir por algo así como "resistir y rehacerse".
Es la capacidad del ser humano de reponerse y retomar su desarrollo a pesar de sufrir o haber sufrido una situación adversa. Pero es más fácil entenderlo con un ejemplo sacado de la naturaleza. Cuando una ostra no puede expulsar alguna sustancia extraña que se ha introducido en su interior acaba envolviéndola en capas de nácar que ella misma produce para suavizar su roce.

Pues bien, los estudios dicen que nuestra (la de los seres humanos) resiliencia a la adversidad depende básicamente de tres cosas. La primera, y no muy difícil de adivinar, es de que dispongamos de una serie de RECURSOS EXTERNOS o apoyos.

Necesitamos, por ejemplo, un sustento mínimo. Un mínimo descanso, una alimentación suficiente, un sitio donde vivir,… Las organizaciones que rehabilitan "niños soldados" saben que la primera fase de la recuperación consiste en permitir que el niño o niña duerman, descansen, se alimenten… Pero llevado a un ámbito más normal y de nuestra cotidianidad… casi seguro que alguna vez alguien nos han prestado dinero; o nos han dejado un coche; o nos han cuidado
a los niños simplemente para que podamos descansar. O incluso hemos sido acogidos por alguien.
Necesitamos también experiencias y modelos para afrontar la adversidad. ¿Qué habría hecho mi padre en mi situación?¿Qué harías tú? ¿Qué hice yo en situaciones parecidas? Y cuando estamos bloqueados, paralizados, necesitamos oportunidades, ocasiones, coyunturas.

En uno de sus libros el psicoterapeuta norteamericano Bill O´Halon cuenta en 1970 decidió suicidarse. Era un joven hippy que soñaba con dedicarse a la poesía. Estaba deprimido y sin oriente. Decidió compartirlo con sus escasos amigos y despedirse. Los dos primeros le escucharon, le comprendieron e incluso le reconocieron que ellos también lo harían si tuvieran
valor. Su tercer y última amiga sin embargo le escucho y luego le hizo una propuesta. Tenía dos tías ancianas que tenían una granja que no podían mantener. Cuando murieran ella la heredaría. Le ofreció que fuera a vivir a la misma. Podría escribir, aislarse del mundo y vivir de lo que cultivara. El acepto. Aguantaría hasta que las ancianas muriesen. Durante los años que pasaron
hasta ese momento Bill se interesó por el sufrimiento humano y ahí decidió estudiar psicología o psicoterapia. No le ayudó ni ser comprendido ni un profesional. Le salvó una oportunidad.
Pero sobre todo necesitamos algo más que tampoco depende exactamente de nosotros. Necesitamos que alguien nos mire de forma especial. Importarle a alguien. Porque si no le importamos a nadie ¿para qué resistir?. Necesitamos sentirnos conectados o vinculados a alguien.

La segunda cosa que nos ha ayudado, ayuda y ayudará a resistir y rehacernos es disponer de una serie de RECURSOS INTERNOS. ¿Cuáles son estos recursos? En primer lugar, la capacidad y habilidad de pedir ayuda. Parece fácil pero no lo es. Se necesitan grandes dosis de humildad para pedir ayuda. Y la humildad es una virtud poco de moda en los tiempos que corren. Me encanta cuando los niños más pequeños que viven en el centro de menores donde trabajo se acercan y me dicen casi sin saber hablar: ¿Me llevas a tu casa? No se "cortan ni un duro". Pero no ofenden.
La capacidad de reír. No hay nada más liberador como el sentido del humor. ¿Quién no se ha descubierto compartiendo recuerdos graciosos y anécdotas en un tanatorio o un cementerio? El humor nos conecta y nos permite ver la realidad de otra forma. Viktor Frankl escribió "No hay prácticamente nada como el humor en la existencia humana que le permita a una persona mantener la distancia de manera tan clara" Y también necesitamos en los malos momentos contar, narrar, nuestros problemas, nuestras penas, nuestras vidas. Quizá no nos solucione mucho pero nos sentimos mejor cuando contamos nuestra vida.

Otro recurso que nos ayuda es la comprensión de lo que nos ocurre. Conocer el porqué no evita el sufrimiento pero lo hace más llevadero. Porque si a la adversidad se le añade la ignorancia y la incertidumbre el sufrimiento se multiplica.

Mucha gente aguanta también transformando su sufrimiento. A veces no conseguimos entenderlo, a veces no conseguimos expresarlo. Pero lo podemos elaborar, transformarlo. ¿En qué?. En arte. Escribiendo, pintando, componiendo… Muchos artistas tienen historias personales y familiares difíciles. Porque no todo se puede expresar abiertamente, directamente. A veces
necesitamos vías indirectas para expresar nuestro sufrimiento.

Y finalmente muchas veces hemos superado la adversidad saliéndonos de nosotros mismos, es decir, trascendiéndonos. Me olvido de mi y me centro en ti o en él. Si la adversidad viene a por mi y yo no estoy en mi sino fuera de mi, la adversidad me atenaza menos.

Y acabaré con la tercera y última fuente de resiliencia: el SENTIDO, o mejor dicho, el sentido desde una perspectiva histórica. Lo que me pasa no solo me pasa POR algo. Lo que me pasa me pasa PARA algo. Puedo pasarme horas y horas pensando "¿Por qué está enfermedad?"
pero probablemente me ayude más plantearme ¿Para qué esta enfermedad?. Conociendo el porqué puedo sobrellevar mejor la adversidad pero conociendo el para qué puedo elevarme por encima de la misma adversidad. Porque lo más importante que tenemos los que estamos aquí no es nuestro dinero, ni nuestra inteligencia, ni nuestro prestigio. Lo más importante es nuestra
historia. Personal. Intransferible. Única. De nuevo Frankl… "La novela que todos vivimos sigue siendo un logro creativo incomparablemente mayor que la que alguien haya podido escribir".

ACTO II: Ellos, los Niños Perdidos
Ahora que ya hemos hablado de nosotros estamos en mejores condiciones para que les hable de ellos. De "los niños perdidos". Si leen "Peter Pan" de J.M. Barrie encontraran este diálogo entre Wendy y Peter Pan:
-¿Pero dónde vives ahora?
-Con los niños perdidos.
-¿Quiénes son ésos?
-Son los niños que se caen de sus cochecitos cuando la niñera no está mirando. Si al cabo de siete días nadie los reclama se los envía al País de Nunca Jamás para sufragar gastos. Yo soy su capitán.
-¡Qué divertido debe de ser!
-Sí -dijo el astuto Peter-, pero nos sentimos bastantes solos. Es que no tenemos compañía femenina.
-¿Es que no hay niñas?
-Oh, no, ya sabes, las niñas son demasiado listas para caerse de sus cochecitos.

Porque en realidad yo sólo quería a informarles que no sólo existen "niños perdidos" en el País de Nunca Jamás. Aquí, en Valencia, en Alicante y en Castellón también tenemos "niños perdidos". Se han caído del carrito, de su familia y tienen que vivir en pequeñas islas de Nunca Jamás.
Son niños que en la partida de ajedrez de su vida no ha habido una buena apertura. La primeros movimientos no han sido los más afortunados. Básicamente su infortunio consiste en que sus padres no saben, no pueden o no quiere atender sus necesidades. ¿Les parece poco adversidad?
¿Qué necesitan entonces? ¿Se acuerdan? ¡Lo mismo que ustedes y que yo!. No son marcianos. Porque mientras no se demuestre lo contrario los niños son seres humanos. Incluso los y las
adolescentes son seres humanos, aunque a veces dudemos de ello. ¿O no? Por tanto necesitan lo mismo que usted cuando se enfrenta al infortunio: disponibilidad de recursos externos; adquisición de recursos internos y encontrar el sentido de su historia. Podemos intentar ofrecerle todo esto llevándoles al País de Nunca Jamás, pues si lo recuerdan allí los Niños Perdidos se le pasaban estupendo. Los niños de los centros de protección también tienen muy buenos momentos, se lo pasan bien, juegan, estudian…. Pero además los Niños Perdidos se sentían solos, ya que nadie los reclamaba, y además necesitaban… cuentos. Los Niños Perdidos no saben contar cuentos. Peter Pan se acercó a casa de Wendy para escuchar cuentos que contar a sus
compañeros.

Por eso cuando un niño de un centro comienza a salir con una familia dice "hoy viene MI familia". O lo que es lo mismo. Esa es la familia que viene a por MI (y no a por ti). Y también… ¡¡Yupi!! ¡Alguien me reclama! Y me contará cuentos, me llevará a la ferieta; jugaré a la videoconsola… Y esto les transforma. Se lo aseguro. No es que los centros de menores no sean un buen recurso de protección. Admiro a mis compañeros educadores y educadoras que hacen todo lo que
pueden y más, pero cada cosa es lo que es y no lo que quisiera ser. Un centro intentará aproximarse a una experiencia familiar pero nunca será una familia. Por tanto, además de centros de menores necesitamos familias. Familias normales. Como las suyas o la mía. Con sus defectos y sus virtudes.

En definitiva :¿Por qué acoger a un niño? Pues simplemente porque están ahí. Aunque no nos guste reconocerlo existen y están ahí. A veces parece como si las familias educadoras hayan inventado al niño acogido. "Se aburría y se ha buscado un niño para entretenerse" . No es así.
Ni son héroes ni son villanos. Son familias que descubrieron que no lejos de aquí había una isla de Nunca Jamás y se brindaron, al menos, a contarles cuentos a un o unos Niños Perdidos.

Pero ¿Para qué acoger a un niño?
Pues ya se pueden imaginar.
Para que se sienta digno de ser querido.
Para darle oportunidades.
Para que tenga experiencias normales, como cualquiera de nuestros hijos.
Para darle modelos distintos a los que tuvieron.
Para enseñarles a reír y a reírSE.
Para ayudarle a entender su situación y entenderSE.
Para ayudarle a ayudar a otros.
Para que descubra que la vida tiene sentido.
En definitiva para darle la oportunidad de retomar el desarrollo que tenían que haber tenido y no tuvieron.
O de otra manera: para enderezar la partida de ajedrez de la vida.
Y una más: para ayudarle a envolver de nácar la dureza de su vida y construir una hermosa perla.
Alguno se preguntará ¿Y por qué una familia con la que vivir y no unos papás CON TODAS LAS DE LA LEY?
Pues por dos cosas.
La primera porque precisamente no en todos los casos de niños separados de sus padres se cumplen todas las condiciones que la ley marca para la adopción. Y en segundo lugar porque estos niños (como usted y como yo) no quieren unos padres distintos. Simplemente quieren que sus padres sean distintos, es decir que se comporten de manera diferente.

ACTO III: Usted y ellos
A estas alturas ustedes ya estarán temiendo que les pida que acojan a niños en su familia. Nada más lejos de mi intención. Siempre he mantenido que el acogimiento familiar no es una solución. El acogimiento familiar es un problema gordo con el que intentamos solucionar un
problema más gordo. Pero no les negaré que es un problema. Hay momentos duros. Difíciles.
Por lo tanto el acogimiento de un menor para usted es una perfecta oportunidad para… ¡complicarse la vida!

Por eso esta historia sólo tiene tres finales posibles:

Primer final.
Ustedes deciden no hacerme caso, y piensan ofrecerse a acoger a un menor o menores. Yo ya les he avisado. Pero al menos entonces acuérdese de esta charla y repasen lo que necesitarán para resistir y rehacerse. ¿Se acuerdan?. Yo en particular les recomiendo especialmente mucho sentido del humor, mucha perspectiva y muchas orejas de confianza a su alrededor dispuestas a escuchar durante horas y horas sus historias.

Segundo final.
Muy probablemente no es su momento para acoger pero ¿puede acercarse al País de Nunca Jamás de vez en cuando a contarles cuentos a los Niños Perdidos? Si tiene algunos ratillos averigüe dónde está la isla más cercana y pregunte si necesitan algo. Llevar a un niño de un centro a ver una peli y a tomar un helado es un miniacogimiento que puede ser autorizado por el director del mismo (si lo considera oportuno). Le aseguro que tiene sentido facilitar a un niño o niña experiencias normales gratificantes. Sólo debe tener cuidado. Es posible que el niño o niño acaben metiéndosele en el corazoncito.

Tercer final. Si su vida es tan complicada en estos momentos que no puede hacer ni lo primero ni lo segundo, no se preocupe. También puede ayudar. Y mucho más de lo que usted se cree. Si lo que ha oído o leído le ha parecido interesante… ¡cuéntelo!. Ayúdenos a transmitir a la sociedad que estos niños existen. Y viven entre nosotros. ¿Le parece poco?.

Y para que vea que se lo queremos poner muy fácil… si la superioridad no lo desestima esta charla estará a su disposición en Internet o me la pide (romeu_jav@gva. es). Bájela y mándesela a todo aquel que usted piense que le puede interesar.. O porque quizá quiera acoger o simplemente porque está pasando una situación difícil.
Muchas gracias.
Valencia, Burriana y Elche – Junio de 2009
F.Javier Romeu Soriano
Conselleria de Bienestar Social
Familia Educadora

Texto estraído de la charla "Acoger a niños y niñas en situaciones socio-familiares difíciles: una oportunidad. ¿Para quien y para qué? de F. Javier Romeu Soriano. Conselleria de Bienestar Social. Familia Educadora. Expuesta en la SEMANA DEL ACOGIMIENTO FAMILIAR EN LA COMUNITAT VALENCIANA (22 al 28 de junio de 2009)

jueves, 28 de enero de 2010

Zhaocai Mao o Gato de la fortuna


Cuando tu nuevo hijo llega a casa después del largo camino del proceso de la adopción, en lo último que piensas en que tendrás que adaptar tu economía a la nueva situación. Estás tan feliz y al mismo tiempo tan exhausto cuando comienzas la nueva aventura familiar, que pensar en los nuevos gastos que conlleva un niño, máxime si es un bebé, es lo que menos te preocupa en tu vida.

Al menos eso me pasó a mí. Y eso que acabas de gastarte un montón de euros en el viaje y en el último pago a la ecai por los trámites realizados. Nosotros teníamos ahorrado el dinero para tal menester, aunque al final entre que tuvimos que tirar de la hucha para pagar algún que otro mes la hipoteca y que los gastos fueron más de los esperados, nos vimos pidiendo uno de esos préstamos rápidos de ING y quemando tarjeta. Pero piensas, "no pasa nada, ya lo amortizaré todo cuando reciba los 2.500 euros del Gobierno y la devolución de Hacienda". También dices: "los niños vienen con un pan bajo el brazo" y te lo acabas creyendo mientras sigues tu vida. ¡Qué ilusa es una a veces!

Pero, aunque dicen eso de que "donde caben dos caben tres, etc", el dicho no puede aplicarse de la forma: "con los ingresos que antes te llegaban justos para tres (más un perro) ahora te llegarán para cuatro sin problemas".

No contentos con esto, a mí se me ocurrió la idea feliz de dar un giro a mi carrera, aprovechando la oportunidad que me dio el destino de cambiar mi trabajo como consultora de contenidos de Internet en una empresa de 20.000 empleados (que así dicho suena muy bien, pero que se traduce, resumiendo, en hacer siempre los mismos bocetos de páginas web para proyectos bastante aburridos y donde el reconocimiento a tu trabajo era una misión imposible), por redactora de revista de tecnología (que también suena bien, aunque es una revista de un departamento de marketing y no periodismo como tal). El cambio era bueno, a priori, por aquello de que suponía atreverme a luchar por tener el trabajo que siempre he querido hacer: escribir. Sin embargo, conllevaba la desventaja de una reducción de ingresos importante, ya que implicaba además un horario reducido.

Por todo ello, a partir de octubre, muchos conceptos cambiaron de significado para mí. Como lo de "no llegar a fin de mes", porque el fin de mes llega ahora sobre el día 10 u 11. O lo de "darse un capricho", que en mi caso ha pasado a ser algo tabú, a no ser que sea comprarme un donut de chocolate. O ir a la pelu, que durante los últimos meses ha consistido en encerrarme en el baño con un tinte del super y pringarlo todo para salir de allí más fea de lo que entré, y sin mis mechas de antes (tengo que confesar que la última vez no pude más y volví a la pelu, aunque ahora me arrepiento porque me acaba de llegar el cargo de la tarjeta que me prohibí volver a usar y es un dolor). O "ir de rebajas", ya que lo más parecido a eso fue cuando rescaté del trastero unas prendas que ya había relegado al baúl de los recuerdos porque ya llevaba años sin ponerme. Ya no digamos nada sobre "hacer una escapadita" o "salir a comer fuera". Tengo unas noches de hotel gratis que no he usado aún porque suponen gastos añadidos y Mc Donald´s es uno de nuestros lujos asiáticos.

También las cantidades de euros han modificado su dimensión. Ahora, cuando alguien dice: "sólo cuesta 30 euros", como un elevador de portátil+teclado que me quiero comprar para el curro para intentar paliar los dolores de espalda, yo pienso "joder, 30 euros, pues tendrá que esperar al mes que viene". Y eso si no me llega una de esas sorpresitas tipo "seguro del coche", "IBI", "impuesto de basuras" (menudo regalo que nos han hecho a los madrileños), "seguro de la casa" o similar.

Una está deseando ver cómo llega la nómina al banco para, en pocos días, asistir a una rápida y drástica dieta de adelgazamiento de la cuenta (que ya quisiera yo para mi cuerpo) provocada por mil y un gastos ineludibles: hipoteca, guardería (menos mal que tenemos la enorme suerte de tener plaza en una pública, buf), comedor del cole y extraescolares (imprescindibles porque nos es imposible recoger a Lucía a las 4 de clase), teléfono, móvil, agua, luz, gas, créditos... Se te pone una mala leche a partir del día 6 que no veas, cuando vas a la compra agobiada por los precios de los productos básicos.

Por tanto, desde hace un tiempo andamos inmersos en la elaboración de un plan de reingeniería financiera para equilibrar nuestro presupuesto con los gastos. Es algo tremendamente complicado, y no sé de verdad cómo lo vamos a conseguir. Hace poco me decía mi marido: "vivimos por encima de nuestras posibilidades", pero yo no lo creo así, sino que más bien "nuestras posibilidades están por debajo de nuestras necesidades". Como montones de familias, que no es que yo ahora me crea especial por estar haciendo equilibrios numéricos, sé que hay millones de personas en este país que están pasándolo muy muy mal, nada que ver con mi situación que, es agobiante para mí, pero en comparación seguro que es mucho mejor que la de muchos. Siempre hay alguien que lo pasa peor que tú (y mejor también). Ya ni hablo de lo que pasa fuera de este país, en lugares como Etiopía o Haití. Sólo de pensarlo me dan vergüenza mis agobios y me siento culpable, es cierto, aunque no por ello dejo de tenerlos. Es un agobio con sentimiento de culpabilidad, que no por no expresar voy a dejar de sentir.

Así que uno de mis objetivos para los 11 meses que quedan de 2010 es reducir gastos a tope y aumentar ingresos (no sé todavía cómo, pero es mi objetivo, y no para hacerme rica, sino para dejar de recibir esos odiosos mensajes de ING diciéndome que estoy en números rojos). Con menos preocupaciones monetarias una debe sentirse muy liberada, menos cansada y con más energía para disfrutar de las cosas que de verdad importan en la vida: las personas que quieres.

De momento, para tentar a la (buena) suerte, nos hemos regalado unos gatos chinos que dicen que hacen entrar el dinero en casa. Esos que mueven el brazo de arriba a abajo todo el tiempo que les dura la pila, como el de la foto. Me gusta escuchar su movimiento constante, como si nos estuviera diciendo "no os paréis, adelante, seguid así que lo vais a conseguir". Suena un poco paranoico, vale, lo reconozco. Puede que sólo se necesite uno de esos artilugios-amuleto como excusa para confiar en ti y tus posibilidades. Y esta vez creo que lo necesito.

miércoles, 20 de enero de 2010

No podemos ni debemos adoptar en Haití

Antes las desoladoras imágenes que todos hemos visto y seguimos viendo estos días sobre Haití, muchas personas con toda su buena intención han tenido la idea de adoptar o acoger niños del destrozado país. Gran cantidad de ellos llaman a las asociaciones de familias adoptantes preguntando y a diversas ONGs preguntando qué pueden hacer para traer a uno de esos niños huérfanos a su familia.

Pero esto no sólo es imposible, pues España cerró las adopciones con el país en 2007 por la inexistencia de garantías en los procesos y además la Ley de Adopción Internacional prohíbe expresamente adopciones en países que hayan sufrido un desastre natural o estén en medio de un conflicto bélico, sino que es desaconsejable.

Y no lo digo yo (que también), lo dicen, entre otros, Save the children:

Desde la Plataforma de Infancia y las organizaciones que formamos parte de la misma desaconsejamos el acogimiento y la adopción de niños y niñas en Haití

Para leer el artículo completo: http://www.savethechildren.es/det_notyprensa.php?id=132&seccion=Not

lunes, 18 de enero de 2010

Casi un año ya...

Casi no puedo creer que este jueves haga un año desde que Lola Elshaday irrumpió en nuestra vida. Fue el ya deseado día mágico de la "asignación", esa preciosa palabra que todos los padres adoptivos estamos deseando hacer nuestra cuando estamos en medio de esa otra desquiciante que es la "espera".

Cómo nos ha cambiado la vida desde entonces! Quién me iba a decir hace un año iba a vivir todo lo que ha pasado en estos 365 días. Lo verdaderamente increíble es la velocidad vertiginosa con la que transcurre el tiempo ahora. Antes de la asignación, los días eran eternos, quizá por tener en el pensamiento constantemente a nuestro/a hijo/a desconocido/a. La imaginación se disparaba, echaba a volar, para lo bueno y lo malo, y con ella la ansiedad se ponía por las nubes. Cuantas horas he echado aquí, en este blog, y en este espacio, siguiendo las historias de muchas otras madres, viviendo con ellas sus alegrías y penas, sus miedos y angustias, su dolor y su euforia...

De repente, llegó Lola, tras aquel juicio del 25 de marzo y aquel viaje que finalizó el 17 de abril, y el reloj empezó a acelerarse y mi cuerpo comenzó a moverse a su ritmo, a veces casi de forma autómata, en un ejercicio de priorización constante, que me dejaba poco tiempo, y sobre todo, muy pocas energías, para poco más que cuidar de mis hijas, pasar tiempo con ellas y mi marido y dormir. Eso hasta que se me acabó la baja claro, porque entonces cambié de trabajo y me metí en una espiral aún más estresante. Mucho trabajo, mucha labor de madre, poco para las tareas de casa y... poco más. Todo esto teniendo en cuenta que mi marido y yo somos un equipo y en casa y con las niñas trabajamos al 50/50.

Así que he pasado de ser una persona que siempre tenía un hueco para quedar con amigas o al menos mantener el contacto por mail/teléfono, para escribir en mis blogs, para participar activamente en Abay, para estudiar una carrera... y todo ello sin descuidar mis facetas de madre, profesional, pareja y amita de casa (esto lo que menos, la verdad), a ser una persona estresada, agobiada, que nunca tiene tiempo de ná, que todo lo posterga, porque o tiene que hacer algo con las nenas o quiere descansar.

¿Qué me está pasando? Llevo varios días dándole vueltas a las posibles causas, aunque algunas no me cuadran. Porque sí, el tener dos hijas, y más si una de ellas es bebé, es difícil y complica mucho la vida. A pesar de que mis niñas son dos soles y que los mejores momentos del día me los dan ellas con sus carcajadas y sus ocurrencias. No me vale como causa que ahora tengo dos hijas porque, joroba, hay familias con tres, cuatro y más niños que se las ve genial, con ganas de todo, a las que no se les pasa lo de hacer los christmas navideños con fotos de los niños, o tienen tiempo de decorar sus habitaciones super monas, o las madres les cosen los disfraces para la función del cole y salen todos juntos monísimos los fines de semana al parque o al campo. Y además, ellos, los padres, son capaces de tener la casa impoluta, hacer deporte y alimentarse según la dieta mediterránea.

Pues bien, a nosotros nos es imposible. Quizá tenga que hacer algún curso de gestión del tiempo y tomar algunas vitaminas con ginseng o similar.

Otra causa que se me ocurre es que, acabé tan saturada de todo que necesitaba tomarme un respiro. De esto algo hay, porque hubo un momento en que todo aquello que se habló de las supuestas irregularidades en las adopciones en Etiopía y de las que hablé en el blog, me afectaba tanto que acababa llorando cada vez que me conectaba a Internet- Una persona con la que hablé en aquellos días (por cierto, si me lees de nuevo quiero disculparme por no haber dado señales de vida todavía, siento mucho lo que os pasó con vuestra asignación, aunque sea lo mejor para ellos, pero tiene que ser muy jodido para vosotros) me dijo "¿de verdad te merece la pena abrirte tanto?". Le dije que sí, que me compensaba, era que lo pensaba entonces, aunque poco a poco, sin planteármelo, dejé de escribir, y supongo que eso es porque en el fondo creía que lo mejor era cerrarme un tiempo.

Luego me ocurría otra cosa, y es que cada vez que pasaba algo que quería contar, me venía a la mente la idea de que era algo muy personal, que ya no era algo sobre la adopción en Etiopía que pudiera ayudar a alguien, y que quizá en el futuro, mis hijas pudieran sentirse molestas por contar aquí sus historias.

Sin embargo siento la necesidad de escribir de nuevo, y aquí estoy, intentándolo.

Casi un año tras la asignación. Lola va a cumplir 15 meses y acaba de empezar a andar. Está explorando el mundo! Y le encanta! Por cierto, que le chifla la música, sobre todo la brasileña. La he apuntado a clase de música en la guarde y se lo pasa pipa, jeje. Un día me dijeron que habían ido unos músicos a tocar y que ella había conseguido sacarle unas notas a un ukelele, que tiene buen oído. A ver luego por dónde sale :-)

viernes, 15 de enero de 2010

sin aliento

esta vez un poco de música, esta canción es una mezcla de mi estado actual y de los últimos meses... sólo con respecto a que ando "sin aliento" y, por otro lado, sirve para levantar el ánimo, en medio de este mundo desolao, porque la música es una pasada...

jueves, 14 de enero de 2010

Haití

Quería volver a retomar la actividad en el blog con un post optimista, con un mensaje de feliz año 2010 y esas cosas que se dicen en enero, haciendo un poco de balance de todo lo ocurrido en 2009, que fue un año muy laaaaaargo y lleno de cosas muy buenas en lo personal, aunque también dificilillo por el tema económico y tal. Pero es que después de ver las imágenes y leer las cifras del desastre y el horror de Haití, no puedo dejar de pensar en ello y no puedo quitarme de la cabeza que tengo algo que decir aquí al respecto.

Como decían hoy en la radio: "ante la tragedia de Haití, todo lo demás parecen juegos de ricos".

Haití no tiene nada que ver con Etiopía, lo sé, ni con la adopción, también lo sé. ¿O sí? Ambos son dos de los países más pobres de la Tierra. En ambos la población tiene la piel negra (o marrón, como diría mi hija). En España hay niños adoptados de los dos países, aunque Haití suspendió las adopciones hace años.

En la prensa leo que un haitiano superviviente dice que ha sido cosa de Dios, que quien si no puede haber causado algo así, que algo habrán hecho y que ése es su castigo. Madre mía, ¿de Dios? ¿no será del diablo?

Ahora lo que urge es buscar supervivientes, ayudar a los heridos, a la gente que se ha quedado sin casa y si nada.

Muchas ONGs e instituciones se han movilizado para hacer llegar la ayuda:

Cruz Roja
Médicos Sin Fronteras
Intermón Oxfam
Médicos del Mundo

Más enlaces sobre el terremoto

QUÉ INJUSTO ES TODO!

 
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