La habitación

Este fin de semana hemos tomado una decisión fabulosa. Vamos a transformar la habitación- despacho-trastero donde trabaja Ramón en una estupenda habitación de juegos para los niños. Así, el despacho pasa a estar en el salón. Esto no suena muy bien, porque parece que tener más trastos en el salón en misión complicada. Pero como nada es imposible, de momento hemos conseguido que el salón quede bastante bien con la mesa de cristal y el ordenador. Ramón puede ahora trabajar por la noche cerca de mí y no en el cuarto, y de esta forma podemos charlar un rato a la vez.

Al futuro cuarto de juegos le queda mucho todavía: tenemos que pintarlo, ponerle un zócalo anti golpes y manchas, trasladar los juguetes, ponerle cortinas y lámparas... Va a estar muy bien. Y el dormitorio que ahora es sólo de Lucía, pasará a ser de Lucía y de la personita que venga.

Nos gusta que duerman juntos, así se tienen el uno al otro y estarán más a gusto. En el futuro, cuando sean adolescentes y reclamen su propio espacio, volveremos a hacer cambios. Aunque, con un poquito de buena suerte, salud y trabajo, quizá en ese momento del futuro hayamos podido trasladarnos a una casa más grande y los niños tengan su cuarto y Ramón tenga su cuarto y ¿por qué no? yo mi terraza (ay, mi terraza, ojalá). Bueno vale, la compartiré con Mambo (el fiera de la familia, en la imagen que ilustra este artículo).

Aún nos queda para ocupar una nueva cama (o cuna) en casa, pero ya vamos haciendo cosillas para recibir al nuevo miembro de la familia. Qué ilusión!!