Madrid se viste de novia

Hoy mi ciudad de adopción está más bonita que nunca, toda blanquita, llena de niños (los que lo son y los que sacan el que llevan aún dentro) jugando a hacer bolas de nieve.

Hoy lo veo todo de otro color. Hoy empiezo a ver la luz de este enero, a la que nos vamos acercando sin remedio.

La semana que viene va a ser muuuuuuuy grande, lo sé.

Esta semana acaba bien. Después de muchos días agobiados por un tema sobre la asignación que no he contado aún, de repente todo se ha resuelto en unas horas. Resulta que en su momento nosotros mostramos interés por niños con necesidades especiales. Quisimos saber más, buscamos en internet, hablamos con Mundi, con nuestra pediatra, etc. No llegamos a hablar con el médico de Mundi porque no llegó a llamarnos para quedar como era nuestro deseo. Un poco por falta de toda la información, un poco por otra serie de circunstancias, no nos decidimos a seguir adelante y continuamos nuestro expediente para niño "sano". Entrecomillo "sano" porque el concepto de niño sano no es el mismo allí que aquí. Los niños suelen venir con malnutrición y parásitos, aunque pronto encuentran mejoría una vez en España.

El caso es que el famoso día 29, cuando los llamaron de Mundi, nos comentaron que teníamos la opción de ofrecernos para un niño (a) con antígeno de hepatitis B, un caso típico de lo que se considera necesidad especial. Que lo pensaramos, con calma, que hablaramos con el médico y que no nos sintiéramos en absoluto presionados por ello.

BUF, qué situación de repente. No nos dijeron nada más, por supuesto, ni identidad del niño ni edad, ni sexo ni nada de nada más. Nos entró una gran ansiedad. Como locos empezamos a investigar sobre la enfermedad y llamamos de nuevo a Mundi para pedir más información. Quedaron en remitirnosla por correo electrónico. Pero dadas las fechas hasta después de Reyes no podía ser. Le dimos 50 vueltas a la cabeza en 48 horas. Estábamos asustados y muy inquietos. Queríamos contarlo a alguien pero nos daba miedo que nos miraran raro o que no lo entendieran o que si decidíamos que sí, que fueran a rechazar al niño. Necesitábamos consejo, pero no había nadie cerca con quien hablar. O si los había, pero nos daba palo pedir ayuda. Por eso cuando la gente me decía, qué bien, lo tienes ya ahí, no queda nada y tal, yo no mostraba una alegría desbordante, porque me guardaba esa parte dentro que quería contar y no me atrevía.

¿Qué hacer? Después de mucho comernos la cabeza solitos, decidimos decir que no. Que no podíamos asumir esta adopción debido a nuestras inseguridades y miedos. Fundamentalmente por temor al entorno social, y sobre todo al familiar. Mis padres ni me han preguntado por la ansiada llamada del 29 así que, ¿cómo les iba a decir encima que habíamos decidido tener un niño con hepatitis B? No por la enfermedad en sí, sino por el desconocimiento que ellos puedan tener sobre ella.

Así que hoy mi marido tenía cita con Mundi para hablar de esto y contarles toda nuestra reflexión, aquí resumida.

Pero yo, erre que erre dándole vueltas y de nuevo me surgía la duda de si decir que sí. Y es que me jodía mucho pensar que ese niño o niña se podía quedar allí por nuestra decisión. Así que esta mañana pedí ayuda por fin. Consulté con un médico de confianza y me explicó todo y más sobre el tema.

Afortunadamente es una enfermedad tratable y con muy buenos resultados. Además, el tener el virus no significa que tengas la enfermedad, que puede no desarrollarse nunca. Se puede llevar una vida completamente normal, hacer deporte, comer normal, etc. Y como en España se administra la vacuna desde los 80 a todos los niños, existen pocas posibilidades de contagio. Por otro lado el contagio sólo ocurre por transmisión sexual o de sangre. Y es fácil saber con una prueba si la vacuna ha hecho efecto en una persona o no. En caso de que no, se pone otra dosis.

Esto es a grandes rasgos lo que me ha contado. Y todos estos datos nos han hecho repensar la decisión y finalmente ir a Mundi con la idea de que nos contarán ellos más y volver a pensarlo.

Sin embargo, al llegar allí, le han dicho a mi marido que ya no podíamos ofrecernos para este caso porque ya había familias interesadas que habían dicho que sí.

Vaya. Tantos nervios, subidones y bajones para luego...no sé, te quedas un poco con cara de tonto. Felices porque esos niños han encontrados familias convencidas de que pueden asumir la adopción. Pero no sé, un poco plof por otro lado. Está claro que nosotros necesitábamos más tiempo para decir que sí, aunque muy probablemente hubiera sido esa la respuesta. La que más dudaba era yo, más que nada por mi madre. Tengo terror a la reacción de mi madre cuando vea al niño, porque sé que no voy a poder soportar que no le acepte. Y ese terror se había acrecentado estos días.

En fin, ya no hay nada más que pensar, de momento. En el futuro, ¿quién sabe?.

Lo hemos pasado mal , sin embargo, hemos aprendido sobre este tema y eso me alegra mucho. Desde aquí mi agradecimiento a la persona que me ha dado toda la información y a Ramón, por estar ahí siempre, sean cuales sean las circunstancias.