En el mundo a cada rato

Ayer comencé a ver los cortos que componen esta iniciativa llevada a cabo por Unicef ya hace algún tiempo. Agradezco desde aquí a Sori que me pasara la película. Había visto "Binta y la gran idea", pero no el resto. Ayer sólo fui capaz de ver los tres primeros cortos. Las lágrimas me impidieron ver más. El primero, "El secreto mejor guardado" trata de un niño hindú huérfano de sida y que vive con su abuela. Todos sabemos la gran cantidad de niños huérfanos por esta enfermedad en todo el mundo, en especial en África y muchos en Etiopía. Y las enormes dificultades que tienen los enfermos de allá de costearse el carísimo tratamiento. Pero verlo así, en una película, te llega al alma de otra manera. Brutal y precioso a la vez. Duro, pero mucha más dura es la realidad. Me pregunto si esta historia habrá removido la conciencia de algún alto mando de la industria farmacéutica. Ojalá.

El segundo, "La vida efímera", habla de la malaria, una plaga por la que mueren cada año 1 millón de personas en el mundo, la mayoría niños menores de cinco años, la mayoría africanos. La historia transcurre en Guinea Ecuatorial, en un hospital de Malabo, con apenas medios.

Se me partía el corazón de ver a los niños llorando y a sus mamás con cara de desesperación. Es tan injusto todo. Ojalá salga bien la investigación para conseguir la vacuna y pronto podamos evitar una enfermedad que contraen entre 300 y 500 millones de personas cada año.

El tercero ya fue la puntilla. Trata del caso de una niña argentina, que malvive en una zona muy deprimida, con una madre que limpia cristales de coches en los semáforos y un padre que recoge cartones. La niña es muy feliz, a pesar de todo, sin embargo sufre una desgracia. No quiero contar más para no destripar a nadie la película, aunque la recomiendo encarecidamente a todos los que leéis este blog. Cuando la veáis entenderéis por qué. Es bastante durilla. O quizá también es que yo soy una blanda. Es que cuando veo estas películas me creo que son historias de verdad, porque lo son. Tal vez no sean esos los personajes exactos, ni esas cosas que les pasan las que realmente les ocurren. Pero son verdad mal que nos pese.

Ramón me quitó el DVD a partir de aquí porque me vio bastante tocada. Y es que, como contaba ayer, enero cuesta. Hoy quiero seguir viendo. Ya contaré más cuando lo haga.

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El 31 de diciembre. a eso de las 12, todos estamos muy esperanzados con el nuevo año. Creemos que todo lo malo se va a acabar y que vendrán cosas buenísimas. Pero esto no siempre sucede así. A veces empezamos con mal pie.

Acabo de hablar con una queridísima amiga por teléfono, me ha llamdo cuando escribía esto. No sólo mañana la despiden del trabajo (a ella y a todos sus compañeros, porque cierran) sino que, y esto es peor, a su tío al que quiere mogollón, le ha dado un infarto. Afortunadamente está bien y recuperándose. Pero bueno, un palo gordo.

Y luego ves las terribles imágenes de la tele y los periódicos, con los niños muriendo en la guerra Israel-Palestina. Ayer decían en el programa de Julia Otero que, aunque lo de matar es algo terrible seas del bando que seas, las imágenes de los niños eran una estrategia de guerra más de Hamás.

Si antes me parecía todo este conflicto horroroso, pensar que tratan de manipularnos continuamente (no sólo con este tema) los medios de comunicación me da más asco aún.

Como decía Mariajo, no entiendo. Y cuanto más trato de entender, menos entiendo aún. Por favor, que alguien pare esto YA.

Creo que he mezclado quinientas cosas en este post. Así va mi cabeza. No para ni medio segundo.

A pesar de todo, mañana es viernes y luce el sol en Madrid. Eso sí, hace un frío que pela. A ver si nieva un poquito y jugamos a hacer muñecos.