Como he estado muchos días sin escribir, me han pasado muchas cosas que no he contado.
Una de ellas fue descubrir la mágica película de Ponyo en el acantilado junto a Lucía, una de esas tardes sólo para nosotras. Nos lo pasamos en grande. Compramos chuches y agua y nos sentamos en unas cómodas butacas de una de las mejores filas.
La historia de Ponyo está inspirada un poco en la sirenita. Se trata de un pez que quiere ser niña y vivir en la tierra y abandonar el mar, donde vive en una búrbuja, encarcelada por un padre humano que no soporta a los hombres porque no paran de ensuciar el mar que tanto ama.
Un niño encuentra la pez y la cuida y protege. Se hacen amigos y acaban siendo hacen hermanos.
Vi muchas cosas en la película, mucha belleza en las imágenes, en la música, en la historia, surrealismo, poesía, dureza, y, además de todo eso, vi una historia de adopción. La niña pez tiene padre y madre, pero quiere ser adoptada por un hermano humano y su mamá. Es muy tierna y a la vez pone el dedo en muchas llagas. La recomiendo a niños y mayores, aunque aviso que no es la típica película de dibujos de Disney ni Pixar. Es... diferente. Su director, Hayao Miyazaki, está considerado como uno de los directores de cine de animación más importantes de todos los tiempos.
domingo, 17 de mayo de 2009
Ponyo, una niña pez adoptada
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario