lunes, 3 de noviembre de 2008

"Mamá, llama a Elena"


Este sábado fue el cumpleaños de Lucía, cinco añitos o añazos, según se mire. Cómo pasa el tiempo. Me parece que fue ayer cuando vi su carita por primera vez recién salida de la tripa, con una toalla cubriendo su cabecita, sus ojos cerrados y los morritos hacia fuera, como si me dieran un beso. ¡Qué felicidad más grande! Teníamos tantas y tantas ganas de verla por fin. Recuerdo que me pasé el día cogiendo su dedito, como una forma de seguir unida a ella como hacía tan sólo unas horas.

Para celebrar este aniversario especial vinieron los abuelos de Murcia, mis padres. Fuimos a comer a un italiano donde Lucía devoró una lasaña y mi madre se pasó todo el rato quejándose de los restaurantes italianos (lo normal, no le gustan nada, pero consintió ir porque era el cumple de la niña).

Después fuimos al Jardín Botánico a ver mimosas. A Lucía le encantan las mimosas, le divierte mucho ver cómo se encogen cuando las tocas. Para ella es algo mágico. Y para mí, verla disfrutar tanto con algo tan sencillo, pues también es mágico.

Mis padres vinieron cargados de regalos, comida para llenar la nevera (cosas ricas ricas de mi tierra murciana) y mejores intenciones. La verdad es que hablamos más que nunca de Etiopía y la adopción. ¡Mi madre era la que más preguntaba!

Por la noche, cuando terminé de leer a Lucía un trozo de Kirikú y la bruja, excelente libro (con CD incluido) que su padre y yo le regalamos ese día, empezó a llorar desconsoladamente. "Mamá, quiero a mi hermanito, quiero que venga ya, quiero que sea un chico y que venga ya, ya". Le pregunté que por qué un chico, que antes decía que una chica y que no podíamos elegir. Que si era una chica, podía compartir su ropa, sus collares, su barra de labios, etc. Al final pude convencerla de que era igual de bueno que viniera niño o niña. De lo que no pude convencerla era de que tenía que esperar un poco más. "¿Cuánto más?", me preguntó con esa forma tan directa de hablar de los niños, "no lo sé, cariño, poco". "Mamá, llama a Elena y pregúntale cuando viene por favor, dile que nos lo dé ya".

Esta mañana, antes de salir de casa para irme al trabajo, me lo ha vuelto a decir. "Acuérdate de llamar a Elena a preguntar por mi hermanito o hermanita".

Buf, se me pone un nudo en el estómago, otro en la garganta y otro en los ojos. Y claro, es que Lucía tiene muy buena memoria. Esta primavera, ante su pregunta sobre cuándo venía su hermano/a le contesté, "cuando pase tu cumple faltará muy poquito para que venga". Y ella no entiende de asignaciones, retrasos, familias que tenemos delante ni nada de eso. Ella sólo quiere a su hermano o hermana. Le echa de menos sin conocerle. Como yo. Como papá.

5 comentarios:

Nür dijo...

Ojalá el hermanito/a de Lucía llegue pronto!

Besos,
Nür

Anónimo dijo...

HOLA BEGO, DILE A TU PEQUEÑA DE MI PARTE QUE MUY MUY PRONTITO LLEGARA EL HERMANITO O LA HERMANITA PARA QUE PUEDA ABRAZARLO Y DARLE BESOS Y JUGAR CON EL O ELLA CADA DIA.
UN BESO. EVA

Sonia dijo...

Se me ha puesto la piel de gallina, imaginaba a mi hija (también tiene 5 años), cuando me preguntaba por su hermanito, antes de venir. Y ahora que están juntos, están muy unidos, se quieren con locura.
Besos,
Sonia

Laura dijo...

Seguro que Lucía será una hermana mayor genial para el pequeño/a bombón etiope.

Un beso.

Laura.

Papa de Efu y Buzi dijo...

Que pronto tengais al hermanito de Lucía, que disfruteis "del parto" en Etiopía y que pronto lo veamos "pateando" con ABAY, o en brazos de su mamá o papá.
Nosotros nos trajimos a la parejita y cuando se dan besos entre ellos....

 
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